No es un barbero/peluquero, es una experiencia. Te reciben preguntándote si quieres una bebida, un café. Tu barbero se presenta con su nombre, te trata con tu nombre. Se preocupa de cómo quieras las cosas. No son lentorros ni van rápido. Todo cremitas, desinfección y buen trato. Está en pleno centro, y tienen los mismos precios que en pueblo. El sitio es precioso. Desde que lo descubrí, una vez al mes cae la experiencia.